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domingo, 26 de agosto de 2012
Distraida
La Muerte estaba tan absorta observando el bello atardecer, actividad que casi nunca realizaba debido a la rigurosidad de su labor, que no pudo darse cuenta que en ese preciso momento el sr. Fernandez, por unos segundos, pudo reaccionar a tiempo y frenar, evitando atropellar a una mujer que cruzaba la calle de forma indebida.
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