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martes, 27 de noviembre de 2012
Tradición Familiar
Fidel no lo llevaba en los genes, después de fracasar rotundamente como exterminador de roedores, se dedicó a encantar a su mascota, Max. Fidel, mientras tocaba, sólo pensaba en cuan desilusionado hubiese estado su tatara-tatara-abuelo, el flautista de Hamelin.
Fé
Felix, un viejo labrador, día tras día cumplía con su rutina, a las 9.00 A.M ingresaba a la mar y luego de 2 horas nadando, hasta casi perderse, regresaba y merodeaba el resto de día por el sector. Un par de turistas habían observado el comportamiento del perro por un par de días, se acercaron a un pescador que encontraron cerca, reparando su red.
- ¿Ese perro es suyo? -preguntó uno de los turistas-.
lunes, 26 de noviembre de 2012
Amor Carnal
- Ingrid antes de que sea casi imposible y aprovechando esta hermosa noche, debo decirte algo... -dijo Felipe mirando nostálgico al cielo.
- Ohh, claro soy toda oídos – Ingrid con una sonrisa le toma la mano al ver como temblaba.
- Siempre he leído poemas sobre el amor y cosas por el estilo, y como esas personas llegan a compenetrarse tanto que nada los separa –el temblor de Felipe aumentaba- bueno... yo por ti siento...
Las nubes de la noche comienzan a disiparse lentamente, aclarando la noche y hacer visibles las perlas de sudor en la frente de Felipe.
sábado, 17 de noviembre de 2012
Amor Violento
Riiiiing, Riiiiiing!!!
No
esperaba visitas, dejo de lavar los platos, me asomo por el "ojo de
buey" de la puerta, simplemente pude observar dos hombros, uno por la
izquierda y el otro por la derecha.
Riiiing, Riiiing!!!
Sin
escuchar mi corazonada que a gritos decía "no abras" decidí abrir la
puerta, apenas abro, con la velocidad de una brisa, ingresa un enano de cabello
negro azabache, lleno de rulos, un rostro regordete y sudoroso, con una barba
de al menos 3 días, un puro a medio fumar y vestido con una gabardina que
ocultaba su gorda panza, y un bulto en su espalda que no pude descifrar de que
se trataba, detrás de él, como un verdadero séquito, ingresan dos gigantes gemelos,
dueños de los hombros que observé antes de abrir, de contexturas toscas, una altura
que casi alcanzaba el techo de mi departamento, cabellos corte militar, ojos
pequeños, mentón cuadrado y narices chatas (me recordaron a un boxeador), a fin
de cuentas un par de Gorilas sub-desarrollados, la única definición con la que podría
describirlos. El ingreso de este trío fue tan rápido que me quedé parado, con
la puerta y la boca abierta, y sorprendido con la velocidad con que mi espacio
fue invadido. Llegaron hasta al living y tomaron asiento, cada gigante en los
extremos del sillón y el enano al centro.
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